Ha llegado hasta mi correo un relato de Carmina Gascón que agradezco. Estoy seguro de que ella estará impaciente esperando mi respuesta, como la de cualquiera de sus amigos a quienes nos habrá enviado su ilusionado relato.
Leo todas las obras que caen en mis manos, y esta viniendo de una de mis más asiduas seguidoras, con razón de más.
«Tercera estantería a la izquierda de una acogedora biblioteca de pueblo (…) Echaba en falta unas manos que acariciasen mis páginas, unos ojos que recorrieran líneas y líneas para conocer una apasionante vida que había dentro de mí…»
El inicio, a modo de dirección postal, ya me parece una imagen muy sugerente para una biblioteca de las de antes, con escasos recursos físicos y monetarios, pero sin embargo llena con toda seguridad de calidad humanística.
Nos traslada Carmina, a la vida y pensamiento de un libro que intenta promocionarse a sí mismo, dotándolo de un vigor que nos hace reconocerlo como a un ser igual a nosotros. El desdichado libro en un principio nos cuenta que se siente fuera de lugar, que era un incomprendido, pero que también llegó a sentir la cercanía de las manos que acariciaron sus hojas alguna vez.
Va fluyendo la nostalgia que siente ante el paso del tiempo, ante compañeros de estantería más orgullosos y altaneros ¿dónde estarán? —parece preguntarse entre cubierta y cubierta nuestro libro protagonista—
Me gusta cómo personaliza al libro al contarnos su historia, para al final ¡oh sorpresa! Desvelarnos su contenido, la verdadera razón de su vida. Él es un testigo vivo todavía de un tiempo pasado que ¿tal vez fue mejor? «…Para mí y para mi enigmática maestra había llegado el momento de gloria. Yo volvería a lucir en un lugar privilegiado. ¡Qué placer ser considerado un objeto tan deseado! Para doña Margarita vendrían también artículos y conferencias que iban a dar a conocer su valiosa labor…»
Me recuerda este relato de Carmina, a otro similar en el que los libros son de alguna manera los protagonistas que traen a la escena a seres humanos como en este caso a Dª Margarita.
Me refiero al relato de la novela Firmin de Sam Savage.
Leyendo Una vida dentro de mí he disfrutado de la misma manera que cuando leí Firmin.
Por cierto, que para quien no la haya leído le redirijo a: https://www.librosynovelas.es/firmin-o-el-homenaje-a-los-lectores/
Como ya dije otra vez, recomiendo a todos leer este buen y breve relato de Carmina Gascón a quien felicito por su trabajo.
Me encanta lo que escribes sobre el relato y que hayas disfrutado con su lectura. Muchas gracias.
Pues sí, disfruté con su lectura y me gustó esa manera de humanizar el libro, ese pobre y olvidado libro resiliente.
Te pido disculpas por no haberte contestado antes.
Saludos.