Fátima es una historia que se fundamenta en una biografía auténtica, en sucesos no menos reales, y que se basa en un proceso de investigación sobre la época y los personajes que en ella aparecen, y lo que transcurre en torno a ellos, por lo que podemos afirmar que Fátima es una novela histórica.
A quien lea, no se le escapará que es una narración de la que sale la novela propiamente dicha, y, por lo tanto, entra en terrenos que no son formalmente objetivos, en cuanto a la historia. Por todo eso, aunque el autor, al escribir, es responsable de la interpretación de aquel mundo lejano en el tiempo, también es absolutamente escrupuloso al interpretar el pensamiento, usos, costumbres, e incluso dicción y toponimia de la época. A pesar de eso, si alguna persona sucumbe ante la duda entre calificarla de histórica o no, que pierda cuidado. ¡Que se deje llevar por el discurrir de sus líneas!
En Fátima, se respetan los hechos históricos y el paisaje que les rodeaba, aunque se introducen algunos personajes de ficción, tan necesarios para cualquier novela que se precie, de hecho en algunos momentos, la trama corre cargo de alguno de estos y nadie abandonaría la lectura de Fátima porque aparezca un personaje ficticio insertado en la historia real. Como defensa se puede recurrir al gran Benito Pérez Galdós, que en algunas ocasiones lo hizo. Lo que no se hace en esta novela, es tergiversar los hechos, es la propia Fátima, la que nos cuenta la historia de sus días y la anterior a ella, como la conoce, o como presumiblemente se la contó su padre y su maestro, que descubrimos, al ir narrándosela a su esclava.
Se recrea la época en un sentido amplio, incluso a veces pormenorizado, de esta manera nos encontramos con la descripción de la cena a la que es invitada en Az-Zujayra, en la cual no aparecen en su elaboración ningún elemento extraño a la época, como tampoco podemos dudar de la manufactura exquisita y del comercio de pieles que se hacía en y desde Saraqusta, o en cuanto a la ordenación urbana de la antigua Wasqath, que aun a día de hoy, podemos reseguir a través de la novela.
La novela refleja el espíritu de la época, sus personajes son los de aquel siglo, pues piensan y se relacionan como lo harían los de entonces. Fátima es una mujer fuerte e independiente libre para decidir su vida, a partir del momento en que no se debe a nadie.
Fátima, además de ser una novela histórica es también verídica. Cualquiera que tenga interés podrá comprobar su veracidad y contrastar los hechos que a lo largo de sus pasajes, se relacionan. En definitiva, hay muchos libros en las librerías que se presentan como novela histórica, y no lo son, sin embargo, esta es una novela que se puede catalogar perfectamente de histórica.