«…Le amaba como se ama la felicidad y la justicia, como se ama, y debo confesártelo, a los amores imposibles. Cuando leas lo que sigue, sabrás qué clase de hombre era. Te unirás a mi pensamiento.
Que Alá te acompañe en tu camino.
Hoy te abandono a mi maestro. Mantén tu mano en la suya y, sobre todo, no la sueltes nunca. Te llevará por los caminos de Persia, siguiendo las postas caravaneras, hasta el extremo de los grandes oasis de Sogdiana, hasta los lindes del Turkestán.
Síguele por la vasta meseta que compone mi país, tórrido unas veces, helada otras, por sus desérticas y saladas extensiones donde, de vez en cuando, surgirán para complacerte, en lujuriantes oasis, ciudades de belleza tan imprevista que te parecerá irreal. Las caravanas descubrirán, para ti, las gemas y las especias del país amarillo, las armaduras de Siria, los marfiles de Bizancio. En los bazares de Isfahán verás bajo tus pies las pieles, el ámbar, la miel y las esclavas blancas.
En las calles comerciales de los zocos, las aletas de tu nariz se estremecerán con sus olores únicos y preciosos aromas. Dormirás bajo las estrellas en los desiertos de piedra o en las laderas del Elburz, teniendo por todo decorado la cima del Demavend surcado por verticales estelas de nieve que intentan retener lo que de luz queda en el cielo.
Te acostarás entre los miserables y en el esplendor de los palacios.
Cruzarás olvidadas aldeas, de estrechas callejas y ciegas casas. Penetrarás el secreto de los poderosos, la intimidad de los serrallos, la voluptuosidad de los harenes. Verás cómo sufren por igual los príncipes y los mendigos y te convencerás así ( si subsistiera una duda en tu espíritu) de que somos eternamente iguales ante el dolor. Como una yegua enloquecida, tu corazón saltará en tu pecho cuando tu mada te conceda el tesoro de su rostro desnudo a la claridad de las estrellas; pues amarás a más de un mujer, y más de una mujer te adulará. Aprenderás el desprecio ante la pequeñez de los poderosos, conocerás el respeto ante la grandeza de los pequeños…»
Avicena o la ruta de Isfahán. Gilbert Sinoue
Esta hermosa descripción abre el libro de Gilbert Sinoue que hoy traemos aquí para animar a su lectura.
Avicena es el nombre occidentalizado de Ibn Sina, el «Príncipe de los Sabios» al decir de sus discípulos. El tercer maestro tras Aristóteles y Al-Farabí.
Fue uno de los pensadores más importantes de Persia en el siglo XI. También fue consejero político, médico, filósofo y científico, fue sobre todo un hombre apasionado que murió al finalizar su largo viaje que le llevó hasta Isfahán, la sublime ciudad.
Escribió principalmente sobre filosofía y medicina. Su libro más famoso es un canon de medicina, conocido como Canon de Avicena.