La novela Larga sombra de Gwaara del escritor y vecino gallurano Antonio P. Bueno nos sumerge a través de los ojos de su protagonista, Fadl, una esclava musulmana liberada por su ama como recompensa por su lealtad, en el ambiente social y político de las ciudades del Aragón de principios del siglo XII de la era cristiana.
De la lectura de esta obra de largo aliento, desearía destacar un par de aspectos que me han llamado poderosamente la atención en mi condición de lectora latinoamericana: el primero, el profundo conocimiento de la historia de la comunidad aragonesa que despliega Antonio Bueno en torno a una época en la que se fraguaron los espacios de encuentro y de enfrentamiento entre dos de las principales culturas que han definido el perfil del gentilicio aragonés: la cristiana y la musulmana.
Como él mismo nos lo advierte en la sección Notas Varias al final de la obra, el autor incluye en la narración algunas voces del árabe que permiten darle un mayor realismo al periplo que emprende la protagonista y que dan cuenta de la interesante transformación de los nombres de varias urbes modernas como producto del devenir histórico. Por ello, para guiarnos en el reconocimiento de los lugares que visita Fadl, Antonio añadió la nómina de los personajes y la toponimia de la región. De esta forma, descubrimos, entre otras cosas, que, desde la perspectiva de Fadl, Huesca era Wasqath, Ayerbe era Agirbe y la de la imponente Zaragoza, como ella la califica, se llamaba entonces Saraqusta.
Como interesante aditivo, en la novela se describe profusamente la variada flora característica de la Comunidad de Aragón, lo que le da un toque delicioso a la narración, sobre todo para quienes disfrutamos de dar largas caminatas por los senderos de la provincia zaragozana, y que nos deja entrever que el autor es un gran conocedor de la toponimia y de la botánica de su terruño natal, a los que está orgulloso de presentar como un personaje más de esta historia.
Como argumento principal de la novela, tenemos que la musulmana Fadl emprende un peregrinaje con el propósito de cumplir con la palabra empeñada a su ama y amiga Fátima —personaje protagonista de la primera novela de Antonio, publicada en el año 2017 bajo este mismo sello editorial—. Será un largo viaje al final del cual Fadl terminará, paradójicamente, encontrándose a sí misma, a sus raíces y al amor de su vida.
Entre los personajes que destacan en el relato merece la pena recordar a Goran, gigante pleno de ternura y de ingenuidad en la devota amistad que mantiene hacia Fadl, y cuya sordomudez es, sin embargo, el resultado de la crueldad de una época que el autor gallurano relata con tono sosegado, pero sin medias tintas ni timideces.
Larga sombra de Gwaraa es una historia para ser leída poco a poco, en el disfrute de los detalles y en la calidez de un espacio en el que podamos asomarnos a las particularidades de una época distante, aunque muy vibrante en la cultura actual aragonesa.
Aleska María Cordero de Martínez
Gallur, mayo de 2024.-