La lámina XVII
Hoy traigo hasta aquí un artículo digamos que localista.
Memoria Histórica del Canal Imperial de Aragón es un libro que se conserva en la Universidad de California. Se imprimió en Madrid en el mes de junio de 1833 en la imprenta de D.J. Palacios. En la página del título está manuscrito: «Sástago, El Conde de», pudiera indicar que hubiese sido propiedad del mismo. Pero el interés principal e inmediato de este libro para nosotros no es otro que el de una lámina que aparece en el mismo, representando una imagen del Puente del Canal. La lámina en cuestión es la XVII concretamente, de las treinta y ocho que contiene.
Pero vamos al asunto: Al pie del dibujo aparece una leyenda a la izquierda que dice, «F. Blanchard lo dibujó y litografió», y a la derecha en otra leyenda con abreviaturas se puede leer, «Establecido en el Real Establecimiento Litográfico de Madrid», y en el centro en mayúsculas «Puente de Gallar».
Probablemente la razón que llevó a la Compañía del Canal, a imprimir su Memoria en Madrid, no sería otra que la de que el establecimiento litográfico estaba en Madrid. Se fundó en 1825 con el fin de publicar la colección de cuadros de Fernando VII. El Real Establecimiento Litográfico se instaló en el recién fundado Museo Real de Pinturas que luego sería el actual Museo del Prado. Su director, el pintor José de Madrazo, presentó al rey una nueva técnica de grabado, la litografía, que había conocido durante su estancia en París, y al ser del agrado del rey, el Real Establecimiento Litográfico siguió adelante; al principio se contó con grabadores extranjeros hasta que los españoles se fueran formando en la nueva técnica.
Uno de aquellos extranjeros F. Blanchard, no es otro que Henri Pierre León Pharamond Blanchard un pintor, ilustrador y dibujante (1805-1873). Se formó en la Escuela de Bellas Artes de París y en el taller de Antoine Jean Gros un pintor perteneciente a la nobleza, de estilo neoclásico que después se acercó al Romanticismo. Blanchard también se formó en el taller de Charles Abraham Chasselat, un grabador de su tiempo.
A los veintiún años, en 1826, vino a España como protegido de la Infanta María Luisa, hermana de Isabel II, y colaboró en la decoración del Palacio de San Telmo de Sevilla, y en la Residencia de la propia Infanta en San Lucar de Barrameda (Cádiz). Después de estos trabajos cooperó durante un tiempo con el barón Isidore Taylor como ilustrador del libro Viaje Pintoresco a España, Portugal y la costa de África. Durante la estancia del artista en Madrid en 1833, año de impresión de la Memoria Histórica del Canal Imperial de Aragón, fue colaborador del propio Madrazo en el Real Establecimiento Litográfico, como ya debió hacer el año de su llegada a España.
Gracias a su viaje, a la novedosa técnica de la litografía y a un cúmulo de coincidencias, ha llegado hasta nosotros esa imagen desaparecida, de la torre de la Parroquial de San Pedro Apóstol.
Para terminar el homenaje de agradecimiento a Blanchard, conviene saber que quien quiera ver otros de sus dibujos, los podrá encontrar en el Museo de Historia de Madrid.
En cuanto a los dibujos que ilustran Memoria Histórica del Canal Imperial de Aragón, es probable que tomase los apuntes aprovechando, bien la colaboración con el barón Taylor, o bien que fuese un encargo directo de la Compañía de Aguas del Canal Imperial de Aragón.
El puente
El actual se construyó en tiempo de Floridablanca, entre 1767-1778 «…en la obra de Madoz se lee que hay un puente de sillería hasta la altura de 12 pies, es decir 3,65 metros desde el arranque de cimientos y el resto es de rosca de ladrillo…» Hoy la sillería no se ve, pues está tapada con los recrecimientos del camino del mismo Canal, cuando se corta el agua, se puede ver el cimiento de sillería del estribo de la orilla derecha, incluso hay una escala tallada en las piedras, para medir la altura del agua, y seguramente una forma de aforar el caudal en un punto conocido.
Lo primero que sorprende del puente, es la existencia de un arco que hoy no podemos ver, y en la fábrica de ladrillo actual no se aprecian rastros de que existiera, salvo en la cara que da a poniente en la que parece intuirse la antigua señal de un arco. Según el dibujo, el camino pasaba por debajo de ese y no como ahora que lo hace por debajo del único, y principal. En la litografía, Blanchard, ha dibujado un arco más rebajado que el real, lo que me lleva a pensar que trabajó la misma sobre un apunte de campo rápido, esta misma apreciación me lleva a creer que el arco que sirve de paso al camino, pueda ser un capricho del autor. Por otro lado, ya he escrito antes que cuando se corta el agua, podemos ver los cimientos de sillería del estribo derecho, ¿podría ser que el estribo izquierdo estuviera en algún tiempo bañado por el agua? De ser así, el camino actual es producto de un relleno, y sí que sería real la existencia del arco del camino que aparece en la litografía. Cualquiera que se fije un poco al pasear por debajo del puente, podrá ver cómo asoman escasamente los 3,65 metros del cimiento de sillería, por encima del aglomerado de asfalto con que está pavimentado el camino actual.
Otra parte del puente que nos llama la atención, es el pretil de piedra que lo acompaña. De aquel pretil queda hoy la constancia de unos bolardos (4) de piedra también, que servían para señalar el gálibo de la anchura del puente. Probablemente la demolición del pretil se debería a las exigencias de un mayor tráfico de carros que transportaban la remolacha a la azucarera, necesitados de más anchura. Con la desaparición del pretil se consiguió desplazar las aceras, si es que existían, a un voladizo de chapa estriada que se apoyaba sobre unas vigas de hierro, y sobre estas vigas se acomodó una balaustrada de hierro también para proteger a los peatones del peligro de caída. La balaustrada y las vigas, siguen siendo las mismas, pero en los años sesenta del siglo pasado, la chapa que ya se encontraba en mal estado, se cubrió con hormigón que podemos ver en la actualidad. Es probable que la obra de demolición del pretil y la nueva acera de chapa de acero y su balaustrada, se construyera al tiempo que el puente del río, pues la chapa que servía de acera, era la misma que la de las aceras del puente del río, no la de ahora, sino una anterior.
Si comparamos el puente de la lámina con el actual, podemos comprobar también que se desmontaron algunas roscas de ladrillo, consiguiendo un puente con menos rampa, es decir, la calzada pasó de estar apuntada a ser horizontal como en la actualidad
La carretera A-127 que pasa por encima del puente se construyó en 1860 y recientemente se había inaugurado la primera estación de ferrocarril en Aragón, que no fue otra que la de Gallur en la línea Zaragoza-Alsasua. No he encontrado ninguna referencia de obras que indique la demolición y nueva balaustrada en el puente para aquella época, por eso, sin prueba alguna, he supuesto que la balaustrada actual sea de principios del s XX coincidente con las obras del puente sobre el río, pues habría chapa de sobra y perfilería de acero empleada como vigas.
La iglesia y su torre.
A todos se nos hace extraña la vista de la lámina que nos habla de una torre más esbelta que la actual, con un campanil y encima un chapitel cubriéndolo.
Sabemos que la actual iglesia es el resultado de una profunda reedificación que sufrió durante el s.XVIII. Durante este siglo muchas iglesias aragonesas realizaron grandes modificaciones o bien fueron rehabilitadas a causa de su estado ruinoso como era el caso en la de Gallur; ya se tienen noticias de la iglesia en 1416 edificada junto al castillo, y que existía desde tiempo antes.
En el año 1719 recién terminada la Guerra de Sucesión, ya se renovó la bóveda a costa del bolsillo de los habitantes. Tres años más tarde se hicieron las capillas del Santo Cristo y la de la Virgen de la Soledad, todo ello a base de limosnas.
Definitivamente se aprobó el comienzo de las obras, de lo que conocemos más o menos hoy en día, en el año 1754; al año siguiente se descubrió toda la nave. Tenía una única nave central con capillas entre los contrafuertes, y se le añadieron las dos laterales que hoy conocemos. Tras muchas dificultades, la iglesia estaba prácticamente terminada en 1772, aunque al año siguiente en su visita, el obispo, además de alabar la belleza de la iglesia, instaba a los vecinos a terminarla. En el año 1776 todavía había un cantero trabajando.
En 1789 se encargó la obra del chapitel de la torre, el que se ve en el dibujo de Blanchard. Era muy sencillo, de forma piramidal, una estructura de madera y un revestimiento de hojalata.
Las baldosas del suelo de las naves se colocaron en 1792, una casa anexa a la sacristía para vivienda del sacerdote, se construyó en 1796.
Un poco antes de que Blanchard hiciera el dibujo (¿1832?), o a la vez, se estaban retejando las cubiertas, y tuvieron que cambiarse unas vigas-puente que amenazaban ruina. También habían aparecido ya desde 1763 problemas en la torre.
La segunda mitad del s. XIX fue nefasta para su construcción, pues desde 1861se habían desprendido trozos de la misma. Se sucedieron episodios de agrietamientos, reparaciones, vuelta a desprenderse, más grietas y desplomes. Hay una extensa relación de todo lo que ocurrió, hasta que el 8 de mayo de 1882 se dio inicio al derribo del segundo cuerpo de veinte metros de altura, y con el ladrillo que salió, se decidió reparar el primer cuerpo.